Ser presencia, Señor,es hablar de ti sin nombrarte;callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.
Ser luz que ilumina el lenguaje del silencioy voz, que surgiendo de la vida no habla.Es decirles a los demás que estamos cerca,aunque sea grande la distancia que separa.
Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla. Es sufrir con el que sufre y desde dentro, mostrarle que Dios cura nuestras llagas.
Es reír con el que ríe y alegrarse del gozo del hermano porque ama.Es gritar con la fuerza del Espíritula verdad que desde Dios siempre nos salva.
Es vivir expuesto y sin armas, confiando ciegamente en tu Palabra.Es llevar el “desierto” a los hermanos,compartir tu misterio y decirles que los amas.
Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.Y “ver” por ello cuando la fe pareciera que se apaga.“Ser presencia”, Señor, es saber esperar tu tiemposin apresuramientos y con calma.
Es dar serenidad con una paz muy honda.Es vivir la tensión del desconciertoen una Iglesia que, porque crece, cambia.
Es abrirse a los “signos de los tiempo”Manteniéndose fiel a tu Palabra.Es, en fin, Señor, ser caminateen el camino poblado de hermanos,gritando en el silencio que estás vivoy que nos tienes tomados de la mano.
Cardenal Eduardo Pironio
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